El actual candidato electo tiene que enfrentarse a que tres de cada cuatro peruanos no votaron por él en la primera vuelta, y al menos dos de esos tres serán abiertamente opositores. El hecho de haber ganado ha generado efectos inmediatos. Para el consultor y profesor de Centrum Católica, Alejandro Indacochea, el costo de la carrera electoral y la incertidumbre que ha generado le significará al país al menos un punto y medio de crecimiento del PBI, es decir, alrededor de US$2.300 millones. “El Ministerio de Energía y Minas tenía proyectada una inversión de US$42.000 millones en minería hasta el 2015 y, debido a la coyuntura actual, se han detenido por lo menos unos US$12.000 millones. La capitalización bursátil de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) alcanzaba casi los US$142.000 millones y hoy apenas sobrepasa los US$131.000 millones, lo que equivale a una pérdida de valor de 7,7%. Ante esta situación, “La primera señal que tiene que dar el nuevo presidente es presentar a su equipo”, sostiene la economista e investigadora social de Centrum Católica, Vanina Farber.
Es indispensable mantener la estabilidad macroeconómica para seguir desarrollándonos, pero no es una condición suficiente para seguir creciendo, como parecen creer muchos. Aquella da predictibilidad y certidumbre para que la inversión se asiente y crezca, y con ella la economía en su conjunto. Sin embargo, ningún país ha logrado un crecimiento alto y sostenido sin una alta inversión en infraestructura, educación y salud. La redistribución no es el punto fuerte de la gestión pública y es, probablemente, lo que nos ha llevado a una elección de características tan peculiares y, por ello, la presión social por acelerar el gasto público puede ser muy grande. ¿Cómo se enfrenta eso? Generar consensos es una de las tareas más importantes y debe empezar, según todos los consultados, desde hoy mismo.
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